@VidalCoy
24·07·22
A la ministra Ribera se le podrá criticar por muchas cosas, como a todos los políticos ejercientes de su cargo. También habrá que reconocerle que está tomando medidas, más o menos adecuadas según quién lo mire, con respecto al Mar Menor. Buenas, malas, regulares, mejores o peores son acciones visibilizables, cuanto menos, y se supone que también cuantificables en euros y con resultados dizque tangibles en plazo razonable.
Al lado, por no decir enfrente, tiene al Gobierno regional, con cuyo presidente López Miras el viernes escenificó una nueva ‘escena del sofá’ que todo el mundo sabe falsa si se adjunta al cúmulo de declaraciones sumamente críticas, cuando no catastrofistas, salidas de las bocas de representantes del partido que gobierna en la Región de Murcia, el Popular (sic).
El papel de primus interpares en ese nivel crítico parece haber sido traspasado ahora por el consejero de Agricultura y también ex exempleado de la agroindustria Antonio Luengo a la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo. De forma y manera que se constata que quienes ostentan políticamente más del 80% de las competencias sobre el Mar Menor libran desde hace meses una guerra propagandística nada soterrada ni subliminal contra las políticas sobre la laguna que desarrolla el MITECO. Sin que, paralelamente, se conozcan actuaciones comparables en tiempo, forma, efectividad e inversión por parte de la Administración regional y local en el entorno del ecosistema marino a punto de fenecer. O de ser asesinado, más apropiadamente.
Para muestra, en estas fechas hemos tenido la beligerancia declarativa de la primera edil portuaria dispuesta a revalidar aquella máxima goebbeliana de que una mentira repetida muchas veces… etcétera. El leit motiv general del aparato propagandístico del PP sigue siendo el de que la Rambla del Albujón debe dejar de vertir aguas contaminadas al Mar Menor. Paralelamente, ni se menciona ni se insinúa en la versión sanestebánica la necesidad, científicamente establecida, de que lo que debe dejar de ser vertido son aguas con alto contenido de nutrientes, que son los que eutrofizan la laguna por la gran proporción de nitratos y fosfatos contenidos en las escorrentías debido a los fertilizantes químicos, que no naturales, que usan las empresa agroindustriales que explotan miles de hectáreas, muchas sin derecho a riego, en el Campo de Cartagena, fundamentalmente.
Si se compara la lista de medidas cuantificadas en euros del MITECO para mejorar la salud ambiental de la ya famosísima albufera con la que propone el Gobierno regional, ambas en las respectivas páginas web de esas instituciones, el resultado es meridianamente claro. Las que propone el equipo de Ribera tiene fallas y puede ser criticada en aspectos varios. En la del ejecutivo de López Miras parece como si los dos grandes propagandistas de la fé hídrica de aquel glorioso pasado (Antonio Cerdá y Ruiz Vivo, entre otros prebostes) fueran quienes están a los mandos del actual aparato publicitario del recién redesignado López Miras. Eso por un lado. Por otro quizá no sea la pauta goebbeliana más arriba mencionada la que guíe la gestión del PP sobre el Mar Menor, sino puede que se rija por la ley del maíz: mucha farfolla y poco núcleo consistente.
Está clara también la segunda pata de la ofensiva contra el MITECO desde el aparato regional. Aunque más que ofensiva sea en realidad una defensiva encaminada a eludir las responsabilidades derivadas del control de ese 80% ya reseñado de las competencias sobre el Mar Menor. Insisten también quienes claman en el desierto contra el MITECO en la necesidad de ensanchar las golas entre el Mediterráneo y la laguna para que se incremente el ‘saneamiento’ de las aguas interiores. Reciente y sorprendentemente se han visto reforzados en su delirio por una de las muchas propuestas salidas de la visita parlamentaria europea al Mar Menor que aparentemente apoya tal cosa. Choca que los europarlamentarios visitantes refrenden, aparentemente hay que insistir, una actuación que conseguiría lo que la sobreexplotación agroindustrial (incluyendo la ganadera cuyo eje es El Pozo) y urbanística aún no ha logrado: que se consume el ecocidio mediante la transformación de las características primordiales de las aguas de la laguna en otras como las del Mediterráneo, transformándolas en algo diferente a lo que siempre han sido, suplantando un ecosistema original por otro distinto.
Choca aún más que los europarlamentarios se sumen a una postura que incluso el PP regional menciona con la boca pequeña y solo los ultras de Vox, siempre dispuestos a dar la nota, defienden a caballo, capa y espada, dueños y señores como son del mapa electoral agrario en Torre Pacheco y aledaños, y muy potentes en San Javier y San Pedro del Pinatar, mientras que en Cartagena tienen fallo porque en el territorio de la alcaldesa Arroyo campea el cid cantonal López. Ante todo eso, lo que haga el MITECO de Ribera podrá ser criticable, pero de algo seguramente servirá. Seguro que más que la farfolla y las mentiras reiteradas que conforman la rancia propaganda.