Desde los lejanos tiempos de la presidencia del socialista Carlos Collado no se recuerda en la Región una etapa tan desnortada y plagada de incidentes oportunistas y distrayentes de una buena tarea de Gobierno
Alberto Núñez Feijóo.
10·04·22
Tienen que irse ya». Así de rotundo ha sido recientemente un veterano exdirigente del PP comentando la situación actual del Gobierno de la Región de Murcia y el partido que lo sustenta. Los continuos tiras y aflojas para salvar la cabeza del presidente y darle continuidad eterna, si no fuera mortal, desde el vergonzoso episodio de la moción de censura parece que tienen hasta las narices a más de uno y más de dos afiliados.
La persona del comentario aseguró también que él no era un caso aislado, que son «muchos, muchísimos» los ‘populares’ convencidos de que López Miras y su equipo deben ser relevados de la dirección y del Ejecutivo por el bien del partido y de la Región.
Sería imposible hacer una encuesta fiable entre los miembros actuales del PP para medir su grado de satisfacción sobre la marcha actual de la cosa pública, al cabo de 27 años que se cumplen en mayo de égida popular.
El interlocutor de que hablo, por cierto, insistió en el plural: «Tienen». Es decir, no bastaría con que el presidente sea relevado, cosa que esperan conseguir, dicho sea de paso, en el próximo congreso regional. No: todo su equipo debe acompañarle en su deseada salida de la primera línea política partidaria y regional.
Sin embargo, en las votaciones internas para compromisarios al congreso nacional recién celebrado, el equipo de López Miras ganó irrebatible y apabullantemente frente a los favorables a la que aparentemente se perfila como candidatura alternativa a la oficialista en un posible cónclave regional: los que se nuclean, o se quieren nuclear, en torno a la alcaldesa de Archena. Hay quien arguye que esa victoria lo único que demuestra es que la actual dirigencia tiene bajo control todos los resortes internos del aparato partidario.
Que controle también los mecanismos interiores del Gobierno está en duda, después de los recientes sucesos de disidencia y enfrentamiento derivados de las acciones de la consejera de Educación y de sus supuestos colegas, expulsados todos de Vox y militantes de sus propias ambiciones personales.
Las mismas que defienden los otros personajes garantes de la continuidad de López Miras en San Esteban; a saber, los tránsfugas de Ciudadanos a quienes su capacidad para venderse al mejor postor los hace susceptibles de cualquier tipo de sorpresas.
Así que hay muchas incógnitas y pocas certezas. Aunque algunas de estas son también irrebatibles y apabullantes: el PP murciano ha pasado de los más de 30.000 afiliados en época de las mayorías absolutas de Valcárcel a apenas cuatro mil; además, el actual presidente nunca ha ganado unas elecciones y está en el poder por diversas triquiñuelas democráticas.
Primero fue candidato como producto del dedazo del inefable PAS y ganó la presidencia a pesar de haber perdido frente al PSOE gracias a la nunca bien ponderada coherencia de Ciudadanos. Después, volvió a sentarse en un sillón que creía perdido merced al cambalache orquestado en marzo de 2021 por el caído por Casado y por España y campeón mundial de lanzamiento de hueso de oliva.
En suma, desde los lejanos tiempos de los últimos meses de la presidencia del socialista Carlos Collado no se recuerda en la Región una etapa tan absolutamente desnortada y plagada de incidentes oportunistas y distrayentes de una buena tarea del Gobierno y del partido que lo sustenta parlamentariamente.
Quizá por ello el cumplimiento del deseo del veterano ex dirigente citado sea la única salida válida que se vislumbra para el próximo congreso regional del PP, habida cuenta de que, al fin y al cabo, al presidente del Gobierno lo propone el partido que está en disposición de hacerlo. Y de que los ‘populares’, gentes de orden y bien pensantes como son, están más que hartos de tanto galimatías para ellos incomprensible.