Abducido por la novela de Roberto Bolaño “Los Detectives Salvajes”, dediqué buena parte de los seis meses que pasé en México en el verano de 2011 y el otoño de 2012 a intentar interpretarla visualmente con mi cámara. Recorrí buena parte, por no decir casi todos, los escenarios en los que el escritor chileno-mexicano-barcelonés situó a los personajes de su para mí mejor obra, en el Distrito Federal, que aún se llamaba así, y en el Estado de Sonora. Dejé de lado la segunda parte de la novela porque transcurre en casi todo el mundo, y no estaba en condiciones (económicas) de afrontar el asunto. Lo que hice se puede ver con detalle en el catálogo, con las explicaciones textuales pertinentes. Gracias a esa obra de Bolaño conocí México y aprendí a quererlo. Se ha expuesto en unos cuantos sitios… y sigue disponible.